Las cosas grandes llegan de golpe.
Nos confunden.
No son necesariamente ''grandes''.
No te da tiempo a canalizarlas, nunca avisarán, ni vendrán a pequeños sorbos... Por eso, muchas veces sentimos que se nos hacen poco, que no llegamos a disfrutarlas del todo.
Cuando eches algo en falta, recuerda que nunca volverá a ser tan ''grande'' como lo fue alguna vez...