Lectores de buen gusto

martes, 30 de septiembre de 2014

Evitar la luz.


Y pasaba de estar en la cima del mundo a estar en las calles como otro miserable.
Y pasaba de ser conquistador a ser conquistado.
Y pasaba de sentirse amado a sentirse basura.
Y pasaba de ver los sonidos a ni siquiera poder ver su reflejo.
Y pasaba de tocar el cielo a tocar fondo.
Y su vida se basaba en eso.
En espantar luz y atravesar oscuridad.

Por despecho.

Buscamos el amor pero a menudo
nos olvidamos del amor propio,
en la búsqueda nos extraviamos
entre senderos de carne,
pero somos las víctimas y verdugos
de nuestros deseos.

Amor como parásito,
viviendo dentro de estos amantes
eres tan débil,
vives de manera breve,
si no se te procura
de la manera correcta
mueres.

Al descubierto las heridas,
los gusanos devoran la carne
pero dejan intacto los huesos,
el amor eterno solo existe
en el recuerdo.

Por lo pronto
se siente bien no sentir nada,
alguien mas sera el otro clavo
que profane tu cuerpo,
y estos labios ya besaran otros labios,
y con el tiempo nos olvidaremos.

Es inevitable caer pero es imperdonable
no levantarse,
sabiendo hacerlo.

viernes, 19 de septiembre de 2014

No hay huecos para la luz.

Dentro de mí hay un pequeño mundo que no sé ni de qué color es. Y hay días en los que me siento tan extraña aquí dentro que solo quiero mandarme a la mierda y llenarlo todo de negro para que no se vea nada. Así por lo menos tengo la excusa 
de que es imposible orientarse.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Mis recuerdos.

Amo que me digan “eres mía”. No sé si es masoquismo, si es confusión, ya que siempre he dicho ser libre y no pertenecer a nadie, tal vez con esa simple frase me hacen sentir importante, que al menos algo valgo, tal vez sube mi autoestima saber que para alguien soy todo lo que espera y por ende le enorgullece sentirse dueño de este desastre.

Frialdad.

Estoy agotada física y mentalmente, nada de lo que hago parece estar bien, últimamente todo parece ser mi culpa y no es así. Si en verdad tuviese las agallas necesarias, hace tiempo no estaría aquí, pero no… Soy débil. No se imaginan el dolor que siento en el alma, y es más, creo que poco a poco me estoy volviendo fría sin querer.

martes, 9 de septiembre de 2014

El tiempo necesita tiempo.

Se que me he equivocado miles de veces, quizás te pedía tiempo y lo que quería pedirte era que te fueras, para darme cuenta de lo mucho que me importabas. Y gracias a eso aprendí que el tiempo no espera a nadie, que los momentos buenos son mas dolorosos que los malos, cuando los quieres recordar. Pero al fin y al cabo la vida se trata de eso, de momentos buenos y malos, y de dar tiempo al tiempo.

Una llamada a tiempo.

No te llamo para pedirte que vengas. Sabes que no rogaría algo ni aunque dependiese mi vida de ello. 
Te llamo para saber que tal estás, no mejor; te llamo para que sepas que tal estoy. Te llamo porque es impredecible saber cuando volverás a hacerlo tú. Te llamo para oír tú voz, y también para dejar de oír mis gritos.
Te llamo pero no acabo de saber para que lo hago. Te llamo para olvidar y también para recordar la ausencia, te llamo porque te echo de menos y para convencerme de que no quiero verte más. Pero a pesar de todo eso, te llamo. 
Te llamo porque te quiero, al menos como a un capricho; Como al capricho que hoy ya no duerme a mi lado y hace que olvide lo que es dormir por las noches.
Te llamo para que me des excusas, porque así por lo menos me sigues dando algo… y te llamo para decirte con voz rota y mucha rabia que podrá hacer tu vida un poco menos gris, pero nunca sabrá hacerte reir a cielo despejado.
Lo hago para hacerte llorar y hacerme sonreír; Para convencerte y convencerme de que serás un infeliz toda la vida, pero que eso no me hará más feliz a mí.