Lectores de buen gusto

sábado, 29 de marzo de 2014

El amor y el karma.

Tarde o temprano a todos nos alcanza el amor o el karma. Pero a veces llegan en el mismo paquete.

lunes, 24 de marzo de 2014


Llevo mucho tiempo buscando las palabras adecuadas con las que hacer que alguien decida quedarse a mi lado. Pero creo que me he perdido. Y la necesidad sigue, como la vida. Hablamos del tiempo. Hablamos de cosas sin importancia. Pero ya no sabemos hablar de la espera, ni de la desesperación, ni de que ojalá pronto alguien nos cure toda la ausencia que se nos acumula en la mirada. Y mientras escribo, sintiéndome un reportero de guerra que narra la catástrofe de dos cuerpos que nunca se juntaron. Y las sonrisas que fueron víctimas, y la ilusión que fue cómplice, evitando que las heridas cicatrizasen antes. Porque cuando se lleva tanto tiempo buscando, uno tiende a olvidarse de que encontrar es tan fácil como detenerse a escuchar a alguien que se calla cómo se siente. Tan fácil como echar raíces al lado de la persona que está contigo aunque no le pidas que se quede. Pero lo he olvidado, como también he olvidado hacer las cosas bien o no subirme al tren equivocado. Lo he olvidado porque he vivido como aquel a quien recordar le duele. Y ya sólo sé que al pasar página entiendes que lo difícil no es seguir, sino hacerlo sin tener la sensación de que la historia ya no es emocionante. Porque puedes abandonarte a ti mismo, antes de que lo haga la esperanza. Y caminar sin rumbo. Cerrar los ojos. Combatir el frío abrigándote con un montón de sueños. Y al despertar cada mañana darte cuenta de que lo único que ha cambiado es que sigues tocando fondo, pero que te queda menos oxígeno para poder llegar a la superficie. Y siempre vives así, al límite de un precipicio, al que es imposible asomarse sin tener la sensación de que quizá estás luchando por una causa que se perdió hace mucho. Pero no puedes dejar de luchar. No, no puedes, porque recuerdas esas veces en las que alguna persona te hizo volver a sonreír como un gilipollas. Esas veces en las que te sentías el centro del universo cuando te hablaba. Cuando te miraba y todo lo demás ya no tenía tanta importancia. Y entonces cierras los puños. Aprietas los dientes. Y sigues aguantando la respiración.

Atreverse.

La cosa más insignificante puede cambiarte la vida, en un abrir y cerrar de ojos cuando menos te lo esperas, ocurre algo por casualidad que te embarca en un viaje que no habías planeado, rumbo a un futuro jamás imaginado. Quién sabe a donde te llevará, es la aventura de nuestra vida, nuestras búsquedas de la luz. Pero a veces para encontrar la luz hay que atravesar la más profundas tinieblas.
Todos tenemos un destino, no todos deciden perseguirlo.

Los Domingos.

Me pregunto qué es un domingo en la vida de cualquiera y qué puede llegar a ser la vida de cualquiera en un día. Tal vez un minuto de alegría, una hora de intensa agonía, un segundo de nada, una crisis de cuestiones, un descifrar de lo correcto, un desenfreno, un café, un beso en la mañana, un adiós definitivo, un dejar de respirar, una pérdida, un plan, una enfermedad, un cigarrillo, un parque, una sonrisa, un estar solitario, un extrañar, un te amo a distancia, una pluma sin tinta, un álbum fotográfico, un recuerdo, un pecho ensangrentado, una lágrima, un dibujo, un sueño, un abismo, una decisión, un viaje a la nada o a un todo, una promesa, un trago, una bala, un libro, una canción, un cuerpo, un fin, un comienzo, un mensaje, una declaración, un amor, una locura, un cambio, una noticia, un ¡Si!, una melancólica imagen, un instante o un simple día.

jueves, 20 de marzo de 2014

Hay cosas que son imperceptibles.

Dicen que soy fría, 
que no demuestro mis sentimientos,
pero estoy llena de ellos.
Sufro en silencio,
amo con miradas
y hablo con sonrisas.
¿Algo más?

lunes, 10 de marzo de 2014

Momentos te da la vida.

Porque no sé a quién se le ocurrió dividir la vida en tiempo. Es decir, yo no recuerdo la hora del día en que se me cayó mi primer diente, solo recuerdo el miedo que pasé en aquel momento. Porque la verdad es que no vivimos años; vivimos momentos. Y recordamos los momentos en los que nos sentimos, así, vivos.

El orden de mi caos.

Soy desordenada porque si tuviera que tirar todo lo que creo que no me sirve de nada, probablemente empezaría por mi vida.

sábado, 8 de marzo de 2014

Contradicciones.

Dime cómo manejar algo que no es tangible, Cariño. Me encuentro en un limbo. En un sí, en un no, en un depronto. Ni en el norte, ni el sur, ni en el este, o el oeste o siquiera el centro. No hay arriba, no hay abajo, no hay nada. Me encuentro en medio de ningún lado con la mano llena de promesas que se deslizan por mis dedos como nubes. No me encuentro, amor, y no te encuentro a ti tampoco.

¿El problema soy yo?

A veces me pregunto si me pasa algo, Quizá he dedicado demasiado tiempo a mis románticos héroes literarios, por eso mis ideales y mis expectativas son excesivamente elevados… Quizá...