Él es todo un caos y produce desastres, forma laberintos que aún no
puedo descifrar, me dibuja caminos con letreros de peligro, me aparto un
poco, pero su mirada me atrae, él es mi enredo, mi confusión, es aquel
que hace gritar a mi corazón, mientras sus emociones se encuentran en
silencio. Ese hombre se encuentra encadenado, tiene palabras
atragantadas, abrazos prisioneros y besos cautivos, mientras que su
mirada se encuentra libre. Él ha puesto sus ojos en mí, ha observado mi
alma, me ha recorrido y caminado. Se ha vuelto embriagadora la forma en
que me descubre, entonces, de pronto, me encuentro perdida entre suspiros,
entre rápidas palpitaciones, entre roces fragmentados, en ese instante
pasa algo, ha notado la forma en como me estremece y se aparta, me
aleja, se coloca de espaldas, se ve sometido por algo, pero no sé que;
de nuevo está confundiéndome, intento buscar su mirada, pero se
encuentra oculta, se siente la tensión, estoy paralizada, solo lo
observo, me doy cuenta que es un solitario, lo cubre un aura de
nostalgia cargada de bullicio, así que me produce curiosidad este
rompecabezas de hombre, entonces me acerco, lo miro y esta vez dejo que
ambas miradas se cruzen sin alguna penetración, entre ellas obtengo una
claravidencia que me hace entender que no hay manera de salvarlo.
También logro acceder a su rota conciencia y retorcida mente,
contagiándolo de mis besos y caricias. Él me deja leerlo y tanteo cada
idea, pensamiento, recuerdo; logro conocerlo, ahora soy parte de él,
somos dos en uno, sin engaños. Todo sigue siendo caótico, prohibido,
pero la diferencia es que ahora es mio y ya no está prisionero de él, sino de mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario