Lectores de buen gusto

domingo, 27 de enero de 2013


Hoy era uno de esos días en los que sentía que se le iba a salir el corazón. Era realmente humana, más humana que nunca. Sentía que podía llegar a ser la persona más feliz del mundo en ese momento. Cuando él cogió su mano, no sintió que fuera la persona más feliz, sintió que era la única en el mundo, nada había en ese momento, nada alrededor, que le hiciera recapacitar, estaba sumida, sentía que su propio cuerpo no le pertenecía, era mágico, era como volar sin despegar los pies del suelo. Todo se centraba en sus ojos, en el reflejo de su mirada. A partir de esa noche nada volvería a ser igual.

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