Lectores de buen gusto

lunes, 7 de octubre de 2013

Sólo me pasaba a contaros algo que escribí una vez.

Sólo recuerda que cuando ya no me recuerdes dentro de ti habrá algo de mí. Quédate con mi virtudes y mis defectos, mis manías y mis mejores gestos. Sin reproches. Recuerda que fui como quise ser no cómo los demás me dijeron que fuera, aquella que no vivió a la sombra de nadie, la que nunca tuvo vértigo de mirar hacia arriba, de tonta ni un pelo, pero de buena todos, la que nunca tuvo alergia ni asma ni nunca siguió la masa fantasma, la que sólo podía ver la crítica destructiva, la que ponía una sonrisa en cada boca a veces sin ella querer, la que quiso darte todo sin que pidieses nada, la que quiso decirte todo sin decirte nada, aquella que pocos entienden, la que tuvo de color favorito el amarillo, la que ve más allá de lo que los ojos ven, aquella adulta con alma de niña, la que es capaz de aguantar cualquier cosa por ver a quien quiere feliz, la que te mira a los ojos y te desnuda el alma, aquella que es difícil, por no decir imposible, ver llorar, la que ladra pero no muerde, la que ahora opina blanco pero en diez minutos te dirá gris, aquella que arriesga y pierde, aquella que arriesga y gana, aquella que arriesga y aprende, la que es más difícil de comprender que un comercial de perfumes pero que sólo unos pocos han conseguido, la que actúa y luego piensa, aquella que no se arrepiente de ningún paso dado.

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